La situación que vivimos actualmente resulta difícil de asimilar e inimaginable hace apenas pocos meses. Mi día a día ha cambiado también a pesar de que ya estaba finalizando mis estudios a distancia. El hecho de no poder pasear cerca de casa o ir al monte un fin de semana nos hace valorar esos pequeños placeres que pasaban desapercibidos en nuestra “vida anterior”. Pero si hay algo que cuesta y resulta duro es alejarnos de los amigos y familia. Situación que el subconsciente nos dice que terminará pronto pero la lógica y sentido común que queda mucho todavía.

Desde que soy voluntario en Cruz Roja, hace algo más de un año, mi intención es ayudar en lo posible a las personas que forman parte de colectivos en vulnerabilidad. Con la llegada de la pandemia no dudé en ofrecerme para colaborar en lo posible. Actualmente, junto con mis compañeros, nos encargamos del reparto de comida a domicilio para personas mayores y hacemos llamadas telefónicas para conocer su situación. Intentamos evitar así que salgan de casa y se expongan al contagio. Su amabilidad y agradecimiento son más que suficiente gratificación para seguir con nuestra misión.

Es un orgullo saber que la institución ha puesto en marcha la mayor movilización de su historia para hacer frente a esta crisis. Creo que todos hemos aprendido que con unidad y un objetivo común los seres humanos podemos hacer frente a cualquier adversidad y superarla. El principal desafío para mí, como voluntario de Cruz Roja, es que las personas a las que ayudamos y visitamos se mantengan sanas y en casa. Saber que nuestra labor es efectiva me hace sentir con ganas de seguir adelante y las fuerzas renovadas.

Al vernos por las calles con los distintivos de Cruz Roja la gente nos ve de forma distinta. En las tres semanas que llevo colaborarando, han sido varias las personas que desde sus ventanas nos agradecen y nos ayudan si nos ven algo perdidos. De alguna forma, creo que con nuestra aportación ofrecemos humildemente el camino a seguir en situaciones límite y si eso sirve para dar esperanza y ver la luz al final de este camino tan largo, nos llenaría de orgullo. Personalmente, me parece que en momentos tan duros como este que vivimos sale la mejor versión de todos, en muchos casos inédita, y eso se nota.  Por ejemplo en el vecino que se preocupa por tu salud o la admiración hacia aquellos antes olvidados, que trabajan por un sueldo precario pero de gran importancia en nuestra sociedad (sanitarios, limpiadores, cajeros o reponedores). Por todos ellos, mil aplausos nunca será suficientes.

Marlon Vega Gómez
Spanish Red Cross
April 6, 2020